Clásicos del teatro
El compromiso de un contador de historias
“No queremos romper con nada, no queremos revolucionar ni ser originales ni locos, queremos contar esta historia, nada más que eso”. Toda una declaración del actor Gustavo Pardi, a días del estreno de la puesta Señorita Julia, de August Strindberg, dirigida por Marcelo Velázquez. La pieza, escrita en 1888 por el dramaturgo sueco, descorre el telón en la noche de la fiesta de San Juan y reúne a tres personajes: Julia, Cristina y Juan, enmarañados en sus miserias, deseos y temores, y desnuda en cada diálogo un trozo de humanidad. Un clásico que ha sido transitado y vuelto a transitar por actores, directores y compañías varias, y que siempre es un desafío. “Tengo fascinación por los clásicos porque me conectan con mis raíces en el teatro y además porque dan un enorme caudal de material al actor para que haga su propia creación. Este, especialmente, es un texto que permite construirlo todo. La posibilidad de abordar una obra de 1888 con la vigencia que esta tiene, me involucra como comunicador social”, reflexiona Pardi, que viene de hacer Macbeth, La importancia de llamarse Ernesto y Los Invertidos. Admirador confeso del autor y director Alberto Félix Alberto, Pardi cuenta que a los veintipocos trabajó por primera vez con Alberto y esa experiencia, dice, “fue el cierre de un ciclo y el comienzo de otro en el que empecé a ser consciente de la responsabilidad que tengo como actor y pasé de hacer obras por una satisfacción personal y egoísta a darme cuenta de que hacer un personaje, comprometerme con una pieza es dar una opinión sobre las cosas y que eso vale más que todas las cosas que pueda decir en una charla”.
El viernes 10 de febrero a las 21 en el teatro El Extranjero (Valentín Gomez 3378), Pardi se pondrá el traje de sirviente y será Juan en el estreno de Señorita Julia. Compartirá escenario con Josefina Vitón (Julia) y Paula Colombo (Cristina). Su objetivo, insiste, sólo es contar esta historia, apropiarse del discurso de ese ser creado por Strindberg al que en el fondo detesta. “Es un personaje con muchas dificultades y eso es lo que me atrae, cuanto menos lo quiero, cuanto más en desacuerdo estoy con él, más me atrae”. Concluye.
Literatura
Cumbre de novela negra en Barcelona
El jueves 2 de febrero Barcelona se tiñó de negro y la marca no se irá hasta el sábado 11. Con la séptima edición de BCNegra, todo es tema para un policial. Cumbre de autores del género, de por aquí fue Claudia Piñeiro, que participará en una mesa sobre crímenes en la alta sociedad y compartirá otra, sobre narrativa latinoamericana, con Sergio Alvarez, Luis Sepúlveda y Xavier Vinader.
Libro de arte
De cuando el arte invadió Córdoba
La furia del agua, la inclemencia del viento, las nubes de oscuridad abriéndose como unas fauces dispuestas a devorarlo todo. Las imágenes de la tormenta que apaleó a la ciudad de Córdoba el pasado lunes 30 siguen dando vueltas en los medios y en las redes sociales. Cada calle conocida, cada esquina recortada en la instantánea de un vecino devenido reportero gráfico sacude, golpea, lastima. Y es justo lo opuesto lo que generan las cientos de imágenes que pueblan el libro ¡Afuera! (Asunto Impreso) que recoge testimonios de lo que fue la muestra internacional de arte contemporáneo que organizó en octubre de 2010 el Centro Cultural España Córdoba y que convirtió a la ciudad –calles, plazas y edificios– en el escenario de una multitud de intervenciones, puestas e investigaciones artísticas; sacudió el hollín acumulado por la rutina en el espacio público y provocó un estallido de color. Al menos eso es lo que el libro devuelve, aunque no todos los cordobeses hayan asistido al alboroto. Lo cierto es que al tiempo que en las calles, artistas de varios países del mundo, alentaban a los vecinos a dialogar con el arte, hubo una serie de conferencias y mesas redondas en las que expusieron Marc Augé, Toni Puig, Douglas Crimp, Adrián Gorelik, Lisette Lagnado y Ana María Battistozzi, cuyos ensayos críticos se recogen también en esta edición.
“Arte actual, contemporáneo, asequible que fisuró la cotidianeidad urbana al desentenderse de las salas de exhibición y, celebrando la provocación del arte en las arterias de la ciudad, pretendió enterrarse en el corazón de Córdoba”, define Pancho Marchiaro, director del Centro Cultural España, en el prólogo. Vitalidad que contagia y perfila una Córdoba que late con fuerza en la calle 9 de julio, en el edifico el Panal –ex sede de la Escuela de Artes Aplicadas Lino E. Spilimbergo– donde todo el revuelo empezó; ciudad que Augé, destacado autor de la teoría de “Los no lugares”, eligió recorrer montado en bicicleta.